Un lugar con encanto entre las montañas. Esta es quizás las frase, junto con el eslógan "Rallant el cel", que mejor define el municipio de Culla.
Y es que si la naturaleza compite en esplendor con la historia, el resultado es un impecable trazado urbano repleto de monumentos, enmarcado en un entorno natural de incuestionable belleza. La atracción que desprenden los restos del antiguo castillo árabe solamente es comparable con los alrededores del río Montlleó, de gran valor ecológico.
Los orígenes de Culla se remontan a épocas prehistóricas, prueba de ello son los restos arqueológicos encontrados en el paraje de la Font de la Carrasca y en la Roca del Corb, así como las pinturas rupestres del Barranco de Santa María.
El término fue denominado musulmán hasta principios del siglo XIII y pasó a manos Cristianas en 1233, tras ser conquistado por Blasco de Aragón. En 1244 recibe la carta de puebla. El castillo de Culla adquirió en aquella época un importante papel por su situación estratégica y lo extenso de su territorio. En el siglo XIX, tras las guerras carlistas, el castillo fue destruido y arrasado.
Culla cuenta con numerosos monumentos arquitectónicas. En primer lugar, cabe destacar las ruinas del castillo árabe, con los restos de la torre del Frare Pere y de las murallas torreones. También hay que resaltar el antiguo Granero Comendador, conocido actualmente como la Presó. Y es de obligada visita la iglesia parroquial del Salvador en cuyo interior se halla el restaurado retablo de San Roque, un tríptico en pintura del siglo XVI y la estatua en piedra de El Salvador, patrón de la localidad, que data del siglo XVI. Además, la visita por el casco urbano nos permite contemplar el edificio del antiguo hospital, el arco de la Porta Nova y el Perxet. En las afueras de la población descubrimos los ermitorios de Sant Cristófol, y otros rincones rehabilitados recientemente desde los cuales nos deleitaremos con impresionantes panorámicas como las que se ven desde el Mirador Terrat.
El término de Culla ofrece bellos parajes de los que poder disfrutar en plena naturaleza. Sus parajes son irregulares, forman grandes desniveles que conforman profundos barrancos y numerosas cuevas, esto proporciona un fuerte y atractivo paraje. Entre las zonas de mayor valor ecológico destaca el paraje del río Montlleó. Allí encontraremos lugares como el Morral de la Maciana, la cueva del Moro, la fuente de Santa María, etc. En los alrededores del Río Molinell, podemos visitar otros espacios, como la conocida cueva del Bolívar, La Corvaxa, la Roca de Migdia, o los numerosos molinos de agua del alto interés etnológico, como el Molí Alt, El Molinet o el Molí Teresa. En medio de este entorno natural, debemos citar también la Masía Bassa, lugar en el que se ubica la carrasca de Culla, declarada árbol monumental de la Comunidad Valenciana.